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EL JUEGO EN LA PRIMERA INFANCIA ¿POR QUÉ JUGAR?

Por Gina Fernanda Roa Correa Licenciada en Educación Infantil

«Jugar es la principal actividad de la infancia y responde a la necesidad de los niños de mirar, tocar, curiosear, experimentar, inventar, imaginar, aprender, expresar, comunicar, crear, soñar…” Imma Marín.

El juego es una actividad inherente al ser humano. Desde tiempos ancestrales el juego ha sido parte importante de las civilizaciones y el desarrollo de estas, convirtiéndose en un componente esencial de la naturaleza humana. Tan es así que, en la primera infancia se constituye en un componente primordial para el desarrollo de la cognición, la socialización y el desarrollo del lenguaje.

 

Los niños y las niñas desde antes de dar sus primeros pasos empiezan a jugar y, en la medida que van creciendo, los juegos van aumentando en su grado de complejidad. El primer tipo de juego que los niños y las niñas realizan se denomina juego funcional, el cual consiste en explorar los objetos que están presentes en su entorno para entender y abstraer información del mundo que los rodea. De esta manera ellos logran comprender el para qué y cómo funcionan los elementos de su entorno realizando una exploración auditiva, visual y táctil de los objetos.

A medida que los niños van creciendo conocen y hacen uso del juego dramático en donde se logran evidenciar las abstracciones que ellos realizan de la realidad, y el cual, además de fortalecer sus procesos cognitivos y de lenguaje, favorece las relaciones interpersonales, es decir, las socializaciones efectivas, generando espacios y momentos de interacción más fluidos con sus pares dejando evidenciar sus vivencias, gustos e intereses.

 

Asimismo, empiezan a integrar el juego exploratorio con el cual, como su nombre lo indica, emprenden la exploración de elementos más complejos de su entorno e identificar características específicas de estos como forma, color, tamaño, entre otras. De esta manera, realizan un reconocimiento más amplio del mundo y de lo que sucede a su alrededor; fortaleciendo su desarrollo cognitivo a través de la exploración, la abstracción y la memoria.

El juego de los niños debe permitir que se sientan libres de escoger a qué jugar, con qué jugar, dónde y con quiénes jugar; si bien el adulto puede ayudar a direccionar los juegos infantiles, se debe partir desde los intereses y gustos de los niños para que exista un real disfrute de ellos por estos.

 

Cuando hablamos de un juego libre no estamos hablando directamente de un juego sin normas o juegos que no requieran de una estructura, estamos hablando de juegos que le posibiliten a los niños y las niñas elegir cuando comenzar y cuando terminar sus juegos guiados por su motivación y curiosidad. En este tipo de juego los niños y las niñas son capaces de hacer uso de su autonomía y su toma de decisiones siendo ellos mismos quienes direccionen las reglas de estos.

 

Por todo lo anterior, es muy importante permitir que los niños hagan un uso activo del juego ya que este impacta en la socialización, la adquisición de la norma, el desarrollo del lenguaje, el desarrollo cognitivo, resolución de problemas, aumenta la creatividad, potencia la imaginación y la tolerancia a la frustración. Del mismo modo el juego favorece el desarrollo de diferentes habilidades y destrezas como:

 

  • La curiosidad
  • Habilidades motoras gruesas y finas
  • Fortalece la locomoción, el equilibrio y la coordinación
  • Comprender la funcionalidad de los objetos
  • Ayuda a la asimilación, comprensión y abstracción de la realidad y el entorno
  • Potencia la autoconfianza
  • Favorece el control de emociones

 

Así que permitamos que nuestros niños y niñas disfruten de espacios de juego, en donde tengan la posibilidad de explorar diferentes materiales, interactuar con el entorno y desarrollarse de manera dinámica, esto sin importar la cantidad de niños que participen en estos juegos o el lugar donde estos se desarrollen. ¡Vamos todos a jugar!

A medida que los niños van creciendo conocen y hacen uso del juego dramático en donde se logran evidenciar las abstracciones que ellos realizan de la realidad, y el cual, además de fortalecer sus procesos cognitivos y de lenguaje, favorece las relaciones interpersonales, es decir, las socializaciones efectivas, generando espacios y momentos de interacción más fluidos con sus pares dejando evidenciar sus vivencias, gustos e intereses.

 

Asimismo, empiezan a integrar el juego exploratorio con el cual, como su nombre lo indica, emprenden la exploración de elementos más complejos de su entorno e identificar características específicas de estos como forma, color, tamaño, entre otras. De esta manera, realizan un reconocimiento más amplio del mundo y de lo que sucede a su alrededor; fortaleciendo su desarrollo cognitivo a través de la exploración, la abstracción y la memoria.

El juego de los niños debe permitir que se sientan libres de escoger a qué jugar, con qué jugar, dónde y con quiénes jugar; si bien el adulto puede ayudar a direccionar los juegos infantiles, se debe partir desde los intereses y gustos de los niños para que exista un real disfrute de ellos por estos.

 

Cuando hablamos de un juego libre no estamos hablando directamente de un juego sin normas o juegos que no requieran de una estructura, estamos hablando de juegos que le posibiliten a los niños y las niñas elegir cuando comenzar y cuando terminar sus juegos guiados por su motivación y curiosidad. En este tipo de juego los niños y las niñas son capaces de hacer uso de su autonomía y su toma de decisiones siendo ellos mismos quienes direccionen las reglas de estos.

 

Por todo lo anterior, es muy importante permitir que los niños hagan un uso activo del juego ya que este impacta en la socialización, la adquisición de la norma, el desarrollo del lenguaje, el desarrollo cognitivo, resolución de problemas, aumenta la creatividad, potencia la imaginación y la tolerancia a la frustración. Del mismo modo el juego favorece el desarrollo de diferentes habilidades y destrezas como:

 

  • La curiosidad
  • Habilidades motoras gruesas y finas
  • Fortalece la locomoción, el equilibrio y la coordinación
  • Comprender la funcionalidad de los objetos
  • Ayuda a la asimilación, comprensión y abstracción de la realidad y el entorno
  • Potencia la autoconfianza
  • Favorece el control de emociones

 

Así que permitamos que nuestros niños y niñas disfruten de espacios de juego, en donde tengan la posibilidad de explorar diferentes materiales, interactuar con el entorno y desarrollarse de manera dinámica, esto sin importar la cantidad de niños que participen en estos juegos o el lugar donde estos se desarrollen. ¡Vamos todos a jugar!