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LAS AULAS COMO LABORATORIOS PARA EL DESARROLLO INFANTIL

Por Carolina Hernández

La educación infantil necesita exploratorios en vez de aulas de clase porque si el lenguaje natural de los niños es el juego, las aulas deben ser laboratorios para explorar de manera divertida y segura.

La educación en general se ha transformado. Ha evolucionado del modelo centrado en el docente que imparte conocimiento, al modelo del docente como mediador de un proceso de aprendizaje y descubrimiento que realiza el estudiante, de un modelo memorístico a un modelo que desarrolla habilidades de pensamiento.

Cuando surgió la educación infantil como un concepto de pre-escuela para niños menores de 7 años, imitó el modelo inicial en el cual el docente estaba a cargo del proceso de aprendizaje, disponía el espacio con él en el centro y los niños sentados en mesas escolares, primero en fila y posteriormente en círculo. Lo que sabemos hoy sobre aprendizaje en los niños implica un cambio de paradigma en la disposición del espacio: se hace necesario rediseñar las aulas para centrarnos en el desarrollo cerebral del niño, aprovechando su edad como una ventana de oportunidad única en el ciclo vital, y se conciben como espacios estimulantes en los que los niños pueden experimentar y explorar de manera segura.

Al concebir al niño como protagonista del proceso de aprendizaje, se le devuelve su investidura natural de científico, porque se reconoce el lugar privilegiado de estar descubriendo el universo y el funcionamiento de lo que los adultos reconocemos como válido. Se retoma el concepto de laboratorio como el escenario ideal para el aprendizaje infantil, entendiendo que un niño se aproxima al fenómeno como lo haría un científico que ensaya una y otra vez con objetos, reacciones, materiales y recursos, hasta afianzar descubrimientos en forma de aprendizajes.

Los niños encuentran mayor riqueza en sus descubrimientos en la medida en que se desenvuelven en espacios donde el profesor es un acompañante que propone experiencias y genera provocaciones para moverse, mezclar, imitar, ensayar y concluir a partir de varios intentos, que le permiten proponer posibles respuestas e inferir la acertada, fortaleciendo su capacidad de pensamiento.

Como constructores de CASALAB proponemos el concepto de «exploratorios» como salas especializadas para el aprendizaje y el desarrollo del cerebro del niño, que ofrecen estimulación temprana con actividades que permiten a los niños explorar y experimentar libremente, reflexionar guiados por su profe, y expresarse en los lenguajes de la infancia en un entorno seguro.

Es prioritario dinamizar la educación infantil a través de nuevos espacios que les permitan desarrollarse, conocerse y adquirir las herramientas necesarias para la vida. Para lograrlo, es fundamental que instituciones y profesores se aventuren proponiendo nuevos espacios y elementos, con nuevos modelos educativos, y confíen en los niños como protagonistas de los procesos de aprendizaje.

Al concebir al niño como protagonista del proceso de aprendizaje, se le devuelve su investidura natural de científico, porque se reconoce el lugar privilegiado de estar descubriendo el universo y el funcionamiento de lo que los adultos reconocemos como válido. Se retoma el concepto de laboratorio como el escenario ideal para el aprendizaje infantil, entendiendo que un niño se aproxima al fenómeno como lo haría un científico que ensaya una y otra vez con objetos, reacciones, materiales y recursos, hasta afianzar descubrimientos en forma de aprendizajes.

Los niños encuentran mayor riqueza en sus descubrimientos en la medida en que se desenvuelven en espacios donde el profesor es un acompañante que propone experiencias y genera provocaciones para moverse, mezclar, imitar, ensayar y concluir a partir de varios intentos, que le permiten proponer posibles respuestas e inferir la acertada, fortaleciendo su capacidad de pensamiento.

Como constructores de CASALAB proponemos el concepto de «exploratorios» como salas especializadas para el aprendizaje y el desarrollo del cerebro del niño, que ofrecen estimulación temprana con actividades que permiten a los niños explorar y experimentar libremente, reflexionar guiados por su profe, y expresarse en los lenguajes de la infancia en un entorno seguro.

Es prioritario dinamizar la educación infantil a través de nuevos espacios que les permitan desarrollarse, conocerse y adquirir las herramientas necesarias para la vida. Para lograrlo, es fundamental que instituciones y profesores se aventuren proponiendo nuevos espacios y elementos, con nuevos modelos educativos, y confíen en los niños como protagonistas de los procesos de aprendizaje.